El ahorro en traducción empieza al escribir

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Las empresas producen una cantidad ingente de documentos: informes, cartas, pedidos, noticias, memorias… Además, a menudo se necesitan en varios idiomas, y los costes de traducción se multiplican por cada lengua adicional. ¿Alguna vez te has preguntado cómo optimizar tiempo y dinero en la traducción?

Los sistemas de gestión de contenidos, para no escribir lo mismo una y otra vez

Si analizamos la documentación que se genera dentro de una gran empresa, nos damos cuenta de que en cada departamento se redactan textos similares, y no siempre se reaprovechan para los distintos canales de difusión.

Una forma de ahorrar tiempo y dinero es utilizar un sistema de gestión de contenidos (CMS, del inglésContent Management System) para optimizar la información. Esta herramienta, diseñada para facilitar la gestión de documentación y páginas web, permite reutilizar páginas o fragmentos de texto publicados o almacenados en una base de datos.

En el caso de un documento que se quiere distribuir por distintos canales (página web, boletín de noticias, blog, archivo PDF, e-book, ayuda en línea, catálogo o papel impreso, etcétera), la tendencia es tener una fuente única. Se escribe en un formato básico XML que se almacena en la base de datos y después se publica en el formato adecuado para cada canal.

Los CMS ayudan a reducir el volumen de documentación generada y a que sea lo más homogénea posible. Esto conlleva importantes ahorros de costes cuando la empresa se internacionaliza y adopta estrategias lingüísticas para ampliar su mercado.

Las memorias de traducción ayudan a traducir textos parecidos

Pero aquí no acaba el potencial de ahorro. Otra forma de ahorrar es redactar teniendo en cuenta cómo funcionan las herramientas de traducción existentes.

¿Cómo?

La herramienta de traducción más habitual es la memoria de traducción, un software que segmenta los textos tras los signos de puntuación de final de frase: punto, dos puntos, signos de interrogación, signos de exclamación, puntos suspensivos, etc. Cada segmento se llama unidad de traducción y, en general, coincide con una frase.

Durante la traducción, el programa asocia cada unidad con sus equivalentes en otros idiomas y lo almacena en una base de datos. Cuando posteriormente se trabaja con actualizaciones o textos similares, los analiza contrastándolos con la información contenida en esta base de datos e identifica los segmentos idénticos o muy parecidos. Así se puede reaprovechar su traducción y no hay que traducirlo de nuevo, con el consiguiente ahorro de tiempo, esfuerzo y costes.

Pongamos que hay que escribir los manuales técnicos de distintos modelos de lavadoras. Habrá instrucciones idénticas, otras tendrán ligeras variaciones… Si escribimos las instrucciones siempre de la misma forma, está claro que aprovechamos el potencial de la memoria de traducción para traducir una sola vez.

Pero hay que tener en cuenta que deben escribirse exactamente igual. Cualquier variación en ortografía, puntuación, mayúsculas y minúsculas o incluso en el formato de la fuente ya no se considera una coincidencia exacta.

También hay que tener cuidado con la maquetación. Los retornos y separaciones manuales rompen el texto sin criterio lingüístico, y estas herramientas tratan cada fragmento como una pieza independiente. Un mismo texto que se ha maquetado de varias formas para adaptarlo a diferentes formatos, o por cualquier otra razón, es posible que para estos programas sean puzles distintos, aunque el contenido sea igual.

La traducción automática va ganando relevancia 

La traducción automática permite traducir gran volumen de información en un tiempo muy reducido. Hay muchos traductores automáticos disponibles por Internet, sin ningún coste para el usuario. Estas herramientas son muy útiles para saber el significado de una palabra o una frase sencilla, y las traducciones entre lenguas parecidas (como el castellano, catalán, francés, portugués o italiano) son de bastante calidad. Sin embargo, los resultados empeoran cuando las lenguas difieren mucho (como el castellano y el alemán).

Otro factor que influye en la calidad es la complejidad del texto. Cuando más complejo es el texto, menos probable que el traductor automático ofrezca una buena traducción.

Es posible adaptar las herramientas de traducción automática a las necesidades del cliente, utilizando las traducciones existentes dentro de un contexto muy especializado. Así se obtienen resultados todavía mejores. Estos servicios personalizados se utilizan cuando hay que traducir grandes cantidades de documentos técnicos, como manuales de instrucciones, contenido técnico de sitios web y documentos con terminología técnica.

Para optimizar los resultados de la traducción automática se recomienda escribir frases cortas y que no sean ambiguas, utilizar el mismo término para el mismo concepto o incluso, si es posible, utilizar un lenguaje controlado. Empresas como Boeing, Alcatel, IBM, Caterpillar o General Motors utilizan tales lenguajes controlados para redactar la documentación técnica en varios idiomas.

Ejemplo de receta, original y adaptación pensada para la traducción automática.

Para saber más, consulte nuestra guía Escribir para traducir. Guía para la redacción de documentación corporativa  multilingüe

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