El plagio de textos puede llevar a la invalidación de tesis doctorales, el desprestigio de universidades y la caída de políticos, como demostró a principios de este año el “caso Guttenberg” en Alemania. El ministro de Defensa tuvo que dimitir tras conocerse que se había apropiado de ideas de otros en su tesis doctoral o incluso la había hecho escribir por un ghostwriter. Parece increíble cómo evoluciona el conocimiento a través de Internet, ya que el descubrimiento lo hizo un profesor de Derecho a través de unas búsquedas en Google. Después se creó una comunidad de internautas llamada Guttenplag que, ante las tentativas de minimizar el asunto, demostró en una acción colectiva que los fragmentos copiados por Guttenberg constituían el 64% de su tesis, es decir, que dos terceras partes eran copiadas. Actualmente hay otras tesis de políticos en estudio.
En España, un grupo de ingenieros del lenguaje natural y reconocimiento de formas de la Universitat Politècnica de València ha desarrollado un nuevo método para la detección automática de textos plagiados y, en concreto, de plagio traducido. El proyecto se llama Text-Enterprise 2.0 y está financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación.