Disparar y traducir: el uso de la cámara de nuestro móvil

Hace unos días hablábamos de la necesidad de romper las barreras lingüísticas que aparecen mientras estamos viajando. Pues en ese sentido van muchas de las investigaciones en tecnología de la comunicación. Ha salido una app para iPhone llamada Babelshot que permite traducir un texto con “solo” sacarle una foto. La idea es genial y parece simplísima, pero detrás se esconde un complejo proceso. La foto del texto es una imagen que primero es procesada con un OCR (programa de reconocimiento óptico de caracteres) y convertida a texto

A continuación entra en acción el traductor automático, que primero detecta de qué idioma se trata y luego lo traduce al idioma deseado.

 Puede servir para traducir letreros, señales de tráfico y cualquier texto que pueda abarcar nuestra cámara. No obstante, hay idiomas más complicados a la hora de su reconocimiento, como el alfabeto árabe o los alfabetos asiáticos. Los traductores automáticos se basan en corpus de pares de idiomas que en el caso de lenguas como el árabe o idiomas minoritarios son todavía pequeños y la detección de patrones sintácticos no ha podido avanzar con la misma velocidad que en otros idiomas más usados en Internet. Además, hay otra limitación, que es el contexto no verbal, que sí podemos percibir los humanos, pero las máquinas, todavía no. Por estas razones, la traducción automática sigue siendo imperfecta y no pasa de ser una aproximación o ayuda de comprensión.
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