El maletín del traductor: herramientas de traducción profesional

traductor profesional

Índice

Un gran paso adelante: los entornos de traducción asistida
Herrramientas para gestionar traducciones y proyectos
Herramientas que nos sirven para documentarnos
Herramientas para hacer frente a una gran multitud de formatos
Herramientas para…otras cosas no menos importantes

Esa idea romántica del traductor trabajando en su escritorio, en semipenumbra, con una pila polvorienta de diccionarios al lado que harían estornudar al más pintado es ya historia ―de hecho, ¿acaso existió tal cosa alguna vez?―; pero, ojo, porque hay otra imagen más moderna, que asocia automáticamente nuestro trabajo a un procesador de textos y a un diccionario en línea cualquiera, que también es irreal.

La evolución tecnológica hace ya años que llegó a los servicios de traducción profesional, y trajo consigo nuevas herramientas de traducción, nuevas formas de gestionar proyectos, nuevos recursos de documentación, etcétera. «Pues mi primo, que vivió unos meses en Irlanda, sabe idiomas y se dedica a la traducción en sus ratos libres», que levante la mano quien nunca haya tenido que escuchar esta frase de boca de parientes, conocidos u opinantes varios. No dudamos de que ese primo se maneje perfectamente en inglés, pero para ser traductor profesional hace falta bastante más que dominar idiomas y tener un diccionario a mano. Como en cualquier profesión u oficio, son las herramientas adecuadas las que permiten un resultado profesional y, a la vez, una buena productividad. Pero veamos cuáles son estas herramientas que facilitan el trabajo de los traductores:

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traducciones profesionalesUn gran paso adelante: los entornos de traducción asistida

Las herramientas de traducción asistida por ordenador (TAO) ya llevan años facilitándonos la vida a los traductores. Son programas informáticos que almacenan en una memoria de traducción ―una base de datos terminológica― parejas de palabras, frases o fragmentos del texto que estemos traduciendo en el idioma de partida y en el idioma meta. De este modo, cuando el programa detecte un segmento similar o idéntico a otro que ya se haya traducido anteriormente, nos propondrá la traducción ya realizada y nos dará opción a validarla, editarla o directamente rehacerla por completo.

No obstante, llegados a este punto hay que tener cuidado: es importante conocer la diferencia entre herramientas TAO, como las mencionadas anteriormente, y herramientas de traducción automática. Las herramientas de traducción automática son sistemas que realizan la traducción por sí mismos ―como podría ser, por ejemplo, Google Translate―, mientras que las herramientas TAO son instrumentos auxiliares que ayudan al traductor a desarrollar su trabajo.

Herramientas para gestionar traducciones y proyectos

Cuando una agencia de traducción profesional se enfrenta a un proyecto voluminoso, la gestión de este se convierte en un asunto prioritario; no basta con repartir el trabajo al azar entre los traductores que formen parte del equipo, sino que es necesario establecer una metodología coherente que facilite el trabajo, reduzca al mínimo los riesgos y permita establecer unos criterios de medición, planificación, control y posibles desviaciones. Cada empresa afronta el manejo de los encargos a su manera, pero los pasos clave que deben estar presentes en toda gestión son la concreción del proyecto, la formación del equipo de trabajo, la selección de los programas que vayan a emplearse, el control de revisiones, la evaluación de plazos, el control presupuestario y la facturación.

Otra opción muy popular ―y que no es incompatible con todo lo anterior― son los portales de gestión de traducciones, que son plataformas en línea que emplean las empresas de traducción para manejar los proyectos, supervisar su estado en tiempo real, repartir el trabajo entre sus traductores, comunicarse con ellos, emitir facturas, etcétera.

Herramientas que nos sirven para documentarnos

traductor profesionalDe entre todos los avances que la evolución tecnológica ha traído al mundo de la traducción, podríamos decir que el más revolucionario ha sido el cambio en los soportes y fuentes de documentación. Cuesta recordar ―o imaginar, en el caso de los más jóvenes― el pasado analógico de la traducción: pesados volúmenes, largas tardes en la biblioteca, incontables paseos a universidades y repositorios en busca de ese dato que precisábamos y que no podíamos conseguir de otro modo. Hoy en día, sin embargo, tenemos a nuestra disposición un abanico tan amplio de recursos que el mayor problema al que nos enfrentamos no es otro que la selección y el cribado de la información. Las instituciones educativas, como las universidades, tienden cada vez más a liberar sus publicaciones: tesis doctorales, fondos de documentos universitarios y artículos de investigación a menudo están disponibles en la red y son de libre acceso. Tampoco faltan en internet diccionarios bilingües y monolingües, así como glosarios, corpus terminológicos y enciclopedias especializadas.

Una herramienta a la que quizá se le está dando en los últimos años un uso más profesional ―y no puramente lúdico, como en sus inicios― son las redes sociales, que se han convertido en una forma de compartir información, de estar en contacto con los colegas de profesión y de hacernos consultas de manera más espontánea que mediante el correo electrónico. Existen redes adaptadas a las necesidades concretas de la traducción con grupos especializados, canales de comunicación y centros de almacenamiento de recursos.

Herramientas para hacer frente a una gran multitud de formatos

Como hemos dicho, con la era digital vino una explosión de diferentes formatos de ficheros, primero en forma de software, bases de datos, páginas web, comercios en línea, libros electrónicos, textos maquetados, y cada vez más en formatos multimedia. Y de ahí la necesidad de los traductores de familiarizarse con ellos y poder manipularlos, a fin de traducir el texto que contienen. Ha surgido una gran variedad de herramientas específicas como programas de localización de software y páginas web, aplicaciones de subtitulación y traducción de subtítulos, editores y conversores para una gran variedad de formatos específicos.

Herramientas para… otras cosas no menos importantes

Nuestro trabajo se desarrolla principalmente a través de internet, así que a menudo vamos a necesitar plataformas que nos ayuden a compartir archivos. Una buena manera son las plataformas que permiten albergar contenidos en la nube, como Dropbox o Yousendit, o los clientes FTP, como Filezilla o Panic. Dada la cantidad de formatos distintos con que trabajamos, también son útiles las herramientas de reconocimiento óptico de caracteres ―que son capaces de leer el texto de imágenes, por ejemplo―, de dictado y de reconocimiento de voz o de conteo de palabras en archivos de texto no editables. Los avances tecnológicos que han afectado a la traducción profesional han sido tan profundos, y sobre todo tan repentinos, que apenas hemos tenido tiempo de cambiar nuestros procesos mentales y muchas veces no somos capaces de aprovechar todo el potencial de las nuevas herramientas. Sin embargo, es importante conocerlas para desbancar, de una vez por todas, la concepción errónea, aunque muy generalizada, de que un procesador de textos y un diccionario ―¡o incluso un traductor automático!― bastan para traducir de forma profesional.

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