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Confusión entre lenguaje común y lenguaje especializado
Empleo de siglas y abreviaturas
«Siempre que leas algo que no entiendas, lo más probable es que lo haya escrito un abogado».
Seguro que ya sabes de qué hablamos en la frase anterior. Los textos jurídicos son célebres por su complejidad a la hora de entenderlos y de traducirlos. De hecho, son de los textos que más quebraderos de cabeza suelen provocarles a los traductores profesionales. Esta dificultad implica un gran proceso de documentación, porque no hay nada más peligroso que traducir sobre un tema sin tener conocimiento sobre él. Por lo tanto, un traductor jurídico debe conocer el derecho en profundidad para enfrentarse a una traducción jurídica (testamento, contrato, título universitario, etc.). Si esta premisa no se cumple, puede ocurrir incluso que se confunda arrendador y arrendatario en un contrato.
La exactitud es otra de las características que añaden dificultad al lenguaje jurídico. La traducción de los textos jurídicos debe ser muy rigurosa para reproducir el significado fielmente, ya que, algo que a simple vista parece un simple matiz, podría cambiar jurídicamente la intención del texto. Por ejemplo, robo y hurto no tienen el mismo significado, aunque puedan parecer iguales.
La complejidad del lenguaje jurídico, las características tan peculiares que tiene y el hecho de que las leyes no sean iguales en todos los países son factores que pueden ocasionar grandes problemas a los traductores. A su vez, estos problemas derivan en errores, algunos de los cuales se han extendido y asentado. Para intentar evitarlos, te vamos a explicar a continuación algunas de las características de los textos jurídicos y expondremos también ejemplos de los errores que se cometen.
1. Sistema judicial
La estructura del sistema judicial cambia de un país a otro. Por ejemplo, juzgado no tiene una equivalencia directa en francés. Habría que recurrir a una traducción explicativa (juridiction à juge unique).
Esto mismo ocurre con los cargos, títulos, órganos administrativos, demarcaciones territoriales, sistemas educativos, etc. Por ejemplo, en el sistema educativo alemán existe el Abitur, que es el diploma que engloba lo que serían las pruebas de selectividad y permite el acceso a la universidad. Aunque lo parezca, no es lo mismo que el bachillerato en España, por lo que sería otro caso donde habría que optar por una traducción explicativa.
En la traducción jurídica de español a inglés británico, nos encontramos con el caso de presidente. En Reino Unido no se llama president a la primera figura del gobierno, sino que recibe el nombre de prime minister, por lo que no sería correcto decir «la presidenta del Reino Unido».
En el caso de países que sean afines a España, como es el caso de Italia, es necesario prestar especial atención. Es cierto que los dos idiomas guardan similitudes y que ambos países se parecen, pero eso no significa que el ámbito jurídico sea igual. Un ejemplo claro es el término Congreso de los diputados. Instintivamente puedes pensar que la traducción es «Congresso dei Deputati», pero tu instinto puede equivocarse. En Italia, este cuerpo representativo equivale a Camera dei Deputati. Esta sería la traducción correcta
2. Confusión entre lenguaje común y lenguaje especializado
Cuando tengas un texto jurídico por delante, debes ser consciente del tipo de lenguaje al que te enfrentas. Uno de los tipos de términos que más abunda en los textos jurídicos son los términos délficos, que son los que presentan varias acepciones. Aparecen con bastante frecuencia en los textos legales y suelen dar problemas a los traductores noveles. Por ejemplo, en algunos casos, el término conocer debería traducirse en inglés por to hear y no por to know. Imagina que te encuentras con esta frase: el tribunal que conoce de los delitos de género. Si aquí traducimos conocer por know y no por hear, puede que el juez británico se eche a reír y diga: ¡si no supiera lo que son los delitos de género, mal iríamos! Esto sería un error terminológico grave que podría llevar a confusión.
3. Empleo de siglas y abreviaturas
Los textos legales se caracterizan por emplear bastantes siglas y abreviaturas, por lo que es esencial llevar a cabo una exhaustiva labor de documentación para no cometer errores. En los textos jurídicos en inglés, es muy característico el uso de siglas y acrónimos. Hay que tener cuidado, porque a veces solamente aparecerá la forma abreviada sin la forma extendida. Por ejemplo, podemos encontrarnos PA (Purchase of agreement), que en español es Contrato de Compraventa. Si tienes alguna duda o no encuentras el significado de una abreviatura, puedes consultar nuestra sección de recursos.
4. Latinismos
Si por algo se diferencian los textos jurídicos es por el uso de los latinismos. Algunos desearían eliminarlos y poner su traducción en español, pero esto no es posible (siento decepcionarte). La forma correcta de escribirlos es en cursiva y sin acentuación gráfica. Por ejemplo, sería mortis causa y no mortiscausa. Esta locución latina significa ‘por causa de muerte’. Si tenéis más dudas respecto al tema, en la Fundéu tienen una entrada que te ayudará bastante. Si necesitas diccionarios de latinismos, también puedes pasarte por nuestra sección de recursos.
5. Arcaísmos
Los textos legales están plagados de arcaísmos y fórmulas arcaicas que hace tiempo cayeron en desuso y que, prácticamente, solamente se emplean en contextos muy específicos, como el jurídico. Por ejemplo, en los textos jurídicos aparece obrar en vez de actuar. Es necesario un buen conocimiento de los textos jurídicos para saber cuándo y cómo se traducen estos arcaísmos. Existen fórmulas que en otros idiomas simplemente no tienen equivalencia, y su traducción directa sonaría extraña. En otros casos, estos arcaísmos tienen un uso tan generalizado que pueden considerarse terminología jurídica. Para encontrar la mejor solución en cada caso, el traductor jurídico deberá tener en cuenta el tipo de documento, su finalidad y el destinatario.
Existen tendencias de modernización del lenguaje jurídico y administrativo en diferentes países. En España se creó una comisión de modernización del lenguaje jurídico en 2009, cuyas recomendaciones puedes leer aquí.
6. Notas explicativas
La fidelidad es una de las características prioritarias de una traducción jurídica. Como traductores, no debemos caer en la tentación de hacer nuestra propia interpretación si el texto no lo permite. En ocasiones, no tenemos otra opción que recurrir a la nota del traductor para justificar o explicar nuestra traducción o advertir sobre posibles ambigüedades. También ocurre lo mismo si no existe una equivalencia clara en la traducción de instituciones, cargos, títulos, etc. y deseamos añadir una aclaración. Estas notas del traductor, de las que no hay que abusar y que solo hay que incluir cuando es estrictamente necesario, deben diferenciarse claramente del texto de la traducción mediante su correspondiente identificación (la abreviatura N. del T.).
En la traducción jurada se traducen, además del texto, todas aquellas características del documento que son importantes, como firmas, sellos, si está extendido en papel oficial, etc. Para estas notas, se ha generalizado el uso de corchetes y cursiva como elementos de distinción, aunque no es el único método admitido.
Estas son algunas de las características de los textos jurídicos y los errores más comunes que se cometen a la hora de traducirlos. Como ves, la traducción jurídica implica una labor de documentación exhaustiva para no caer en este tipo de fallos. La revisión y las consultas a traductores profesionales son muy necesarias, dado que un pequeño error en un texto jurídico podría acarrear terribles consecuencias.
Si quieres saber más sobre los textos jurídicos y sus peculiaridades, sigue al tanto de nuestro blog porque este artículo solamente ha sido el primer capítulo sobre este tema. Si se te ocurre algún error más, no dudes en dejarlo en la sección de comentarios y lo incluiremos en los próximos artículos sobre errores en traducción jurídica.
¡Hasta el próximo artículo!
2 Comentarios
Buenos días. Me llamo José Antonio Ibáñez y soy traductor jurídico de francés. Muchas gracias por este artículo, que me parece interesantísimo y muy necesario, pero en el apartado 5, dedicado a los arcaísmos, advierto un error importante: auto no equivale a expediente, así, en singular, sino que el expediente está constituido por los autos, en plural. El reciente Diccionario del Español Jurídico, publicado bajo los auspicios de la Real Academia Española y el Consejo General del Poder Judicial, lo deja claro con las siguientes definiciones, en dos entradas diferentes: “auto. Resolución judicial motivada, estructurada con la debida separación de hechos, fundamentos y parte dispositiva, que decide los recursos interpuestos contra providencias o decretos, las cuestiones incidentales, los presupuestos procesales, la nulidad del procedimiento, así como los demás casos previstos en la ley.” “autos. Conjunto de actuaciones judiciales que recogen ordenadamente, por escrito o mediante grabaciones audiovisuales, el desarrollo de un proceso o de actuaciones procesales diversas, para que quede constancia y puedan ser examinadas por las partes”. Espero que mi observación sea de ayuda.
Buenos días, José Antonio. Nos alegra que encuentres este artículo tan necesario. Siempre escribimos con la intención de ayudar y de dar información útil sobre nuestro sector.
Muchas gracias por señalarlos este error. Ahora mismo lo corregiremos.
Un saludo :).