Todo lo que necesitas saber sobre la traducción jurídica

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Firmar un contrato de trabajo, arrendar una vivienda, comprar un coche, contratar una póliza de seguros, recibir una herencia, y muchas otras actividades que todos experimentamos a lo largo de nuestras vidas se relacionan directamente con el mundo jurídico-legal. Cuando, además, debemos realizarlas para otro país, o en otra lengua, debemos recurrir a una traducción. Este tipo de traducciones se denominan traducciones jurídicas o legales.

La traducción jurídica o traducción legal consiste en traducir, de una lengua a otra, textos de carácter jurídico-administrativo, ya sean públicos, es decir, documentos emitidos por un organismo público, o privados, emitidos para regular jurídicamente acuerdos entre empresas y particulares.

Aquellos documentos que, además, generen efectos legales, es decir, los documentos oficiales, exigirán una traducción jurada o certificada. Como ya explicábamos en nuestro anterior post, este tipo de traducciones deberán ser realizadas por un traductor jurado nombrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación. Los traductores jurados, tras superar los exigentes exámenes que se convocan periódicamente y haber recibido su nombramiento, son los únicos traductores habilitados para dar fe de sus traducciones ante las autoridades mediante su firma y sello.

La complejidad de una traducción jurídica o legal

La traducción jurídica se caracteriza por la especificidad y la tecnicidad de los documentos a traducir. Estos textos, habitualmente redactados por profesionales del mundo del derecho, suelen componerse de una terminología y una fraseología muy específica. Además, como bien manifiestan los estudios de Lobato, los documentos legales suelen estar repletos de arcaísmos, subordinaciones y construcciones pasivas que, junto con la longitud de los párrafos, la abundancia de incisos y la rigidez de su estructura, dificultan la comprensión del texto.

Por otra parte, en dichos documentos aparecen un gran número de conceptos jurídicos, a menudo desconocidos en la vida ordinaria que, además, pueden (e incluso suelen) no ser equivalentes a los mismos conceptos jurídicos en otros sistemas judiciales (como suele ser el caso entre el derecho anglosajón y el derecho romano).

Así pues, y según apuntan los informes de Mayoral, es esencial que una traducción legal sea fiel e íntegra, además de idónea y eficaz; puesto que una “mala traducción” de un documento legal cualquiera podría originar demandas judiciales y pérdidas económicas importantes.

¿Cuándo puedo necesitar una traducción jurídica?

Los documentos redactados por un experto del campo del derecho, así como una gran parte de documentos aparentemente financieros pero con una importante carga de conceptos jurídicos pueden ser objeto de una traducción jurídica.

Así pues, podemos encontrarnos ante la necesidad de una traducción legal en situaciones de distintas índoles: desde acuerdos comerciales internacionales en empresas que se dediquen a la exportación, hasta testamentos otorgados a extranjeros, pasando por la traducción de boletines oficiales de organismos estatales, o la traducción de escrituras de constitución de una empresa, por no mencionar las traducciones de contratos de trabajo en empresas internacionales.

Como ya hemos mencionado anteriormente, algunas de estas traducciones comportarán efectos legales y, en consecuencia, los documentos requerirán una traducción jurada. Entre dichos documentos, podríamos encontrar certificados de nacimiento o de defunción, certificados académicos o incluso certificados de antecedentes penales.

¿Por qué no arriesgarme en mi traducción jurídica con cualquier traductor?

Teniendo en cuenta las características de las traducciones jurídicas, así como el hecho de que pueden derivar en efectos legales, una “mala traducción” puede ocasionar perjuicios legales por los que no únicamente el traductor o su agencia podrían ser demandados, sino que además podrían originar consecuencias judiciales para el emisor y los destinatarios de la traducción; por no mencionar las pérdidas económicas que de ello podrían ocasionarse.

Para asegurar una buena calidad en el servicio de traducciones legales, es fundamental contactar con un traductor jurídico que disponga no tan solo del conocimiento de las lenguas de trabajo, sino que además, conozca las realidades legales de las distintas comunidades con cuyas lenguas trabaja.

Entonces, ¿en las traducciones jurídicas no sirve cualquier traductor?

No. Considerando las exigencias concretas de la traducción jurídica, el traductor de documentos legales debe disponer, pues, de formación en idiomas, en traducción y en derecho, de manera que siempre esté familiarizado con el contenido y el estilo propios de cada texto jurídico.

A pesar de tener una buena formación en los tres campos de conocimiento mencionados, el traductor jurídico puede enfrentarse a expresiones o términos de difícil traducción en el idioma destino, por lo que su capacidad de documentación y su capacidad de creación también son de gran importancia.

Para garantizar que un mismo texto legal tenga el mismo sentido en todas las lenguas, la Unión Europea creó la figura del jurista-lingüista, un profesional del derecho y de la traducción simultáneamente.

¿En qué documentos necesitaré, sí o sí, una traducción jurídica o legal?

  • Contratos de compraventa y contratos financieros
  • Escrituras de constitución de empresas
  • Estatutos sociales
  • Poderes notariales
  • Demandas judiciales
  • Decisiones judiciales
  • Documentación laboral
  • Testamentos y fideicomisos
  • Pólizas de seguros e informes periciales
  • Documentos relativos a la Propiedad Intelectual o Industrial
  • Boletines oficiales de organismos estatales
  • Normativas y legislación extranjera
  • Normativas de la Unión Europea
  • Informes macroeconómicos
  • Cuentas anuales, memorias anuales y auditorías
  • Acuerdos de juntas de accionistas
  • Documentos de aduanas

Existen infinidad de textos legales. De hecho, autores como Hurtado clasifican los textos jurídicos en categorías o géneros. Como ya hemos mencionado, cualquier documento legal o financiero redactado por un experto del derecho, así como cualquier texto que implique derechos u obligaciones para una de las partes que lo firman puede necesitar de una traducción jurídica o legal.

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