¿Qué es la traducción gastronómica?
Unas cifras que te convencerán de su importancia
¿Qué tipos de contenidos se traducen?
Los retos de la traducción en el entorno gastronómico
Todo aquel que se haya sentado a comer en un restaurante de una zona turística, especialmente en un chiringuito de playa, se habrá dado cuenta de que la traducción de los platos del menú muchas veces es una sarta de disparates con la que pasar un buen rato mientras esperamos a que nos atiendan ―nos preguntamos en qué momento un polbo á feira puede convertirse en un octopus to the party―. La traducción culinaria puede parecernos sencilla en principio, pero si nos detenemos un momento a pensarlo nos daremos cuenta de que la alimentación es una cuestión en la que tienen mucho peso aspectos como las costumbres, la sociedad y la cultura de cada país; y traducir una cultura de modo que resulte inteligible para otra es, cuando menos, muy complicado.
¿Qué es la traducción gastronómica?
Entendemos por traducción gastronómica aquella que permite a un establecimiento o a una empresa de restauración poder ofrecer sus servicios a clientes de otros países. Es un tipo de traducción que está cobrando cada vez mayor importancia ―hablaremos de esta cuestión en el próximo apartado― debido al aumento del turismo en todo el mundo. Como sabemos, la comida y la bebida son aspectos fundamentales de la cultura de un país, y, al ser una parte tan importante de la idiosincrasia, encontramos que la terminología gastronómica tiene matices que deben tratarse con sumo cuidado. Y, ¡ojo!, el marketing también tiene su peso en la gastronomía. Cuanto más sofisticada es la oferta gastronómica, más creativo se vuelve el lenguaje para describir los platos elaborados por los chefs: va de lo original a lo poético, como muestran algunos ejemplos de las cartas de El Bulli, antiguo restaurante regentado por Ferran Adrià, considerado en su época el mejor del mundo, donde encontramos platos como «Hojaldre al minuto de banana y lima Lucien Vanel y su parfait de fruta de la pasión», «Cacahuetes miméticos» o «Aire helado de parmesano con muesli».
Unas cifras que te convencerán de su importancia
Aún no sabemos cuántos turistas nos visitarán este año, pero en el 2017 se batieron todos los récords posibles y nuestro país recibió casi 82 millones de turistas extranjeros. Solo en los cuatro primeros meses del 2018 ―los más flojos para el turismo―, ya han llegado a España más de 20 millones de turistas del extranjero. Aunque se prevé que las cifras de este año no rompan los moldes, el turismo continúa siendo un sector importantísimo para la economía del país.
Estas cifras nos muestran la importancia de ofrecer traducciones gastronómicas que puedan acercar los establecimientos españoles a aquellos turistas ―clientes potenciales― que llegan a nuestro país atraídos no solo por nuestros paisajes, nuestros monumentos y nuestro buen clima, sino también por nuestra gastronomía. Es más, según el informe «Turismo gastronómico y enoturismo en España: gasto, distribución y perfiles», publicado por Ostelea el año pasado, España es el quinto país del mundo con más estrellas Michelin. Teniendo todo esto en cuenta, ¿no te parece que un texto mal traducido o con errores da mala imagen y desvirtúa todo el esfuerzo que el establecimiento ha invertido en atraer a sus comensales? En términos monetarios, la traducción de una carta equivale, aproximadamente, a unos tres o cuatro menús; lo que representa una inversión mínima que permite llegar a un público exponencialmente más amplio. Un menú mal traducido resulta risible y tiene un notable impacto en la imagen de los negocios turísticos, y, si no nos crees, te retamos a que te des una vuelta por plataformas como Tripadvisor o El Tenedor y leas las reseñas negativas escritas por los usuarios.
¿Qué tipos de contenidos se traducen?
El ejemplo que siempre nos viene a la mente cuando pensamos en la traducción de la gastronomía son las cartas de restaurantes, quizá sea también el servicio de traducción gastronómica más demandado, pero no es el único. A continuación te mostramos cuáles son las traducciones más habituales relacionadas con comidas y bebidas:
- Menús de restaurantes: como hemos mencionado anteriormente, una traducción profesional de la carta no representa una gran inversión económica y mejora la imagen del establecimiento. Un cliente que entiende el menú se atreverá a probar platos nuevos, a experimentar y a disfrutar de la gastronomía del lugar.
- Libros de cocina y recetas: los manuales de cocina son ―del mismo modo que los manuales de otras disciplinas― documentos especializados, completos y que en ocasiones emplean un lenguaje muy técnico. Es frecuente que en las recetas se usen unidades de medida locales que habrá que convertir a las unidades propias del país de destino ―por ejemplo, libras u onzas en Estados Unidos en vez de kilos―.
- Sitios web, blogs o vídeos de YouTube: no es ningún secreto que hoy en día es muy importante tener presencia en la red. Por este motivo, y porque los potenciales clientes valoran mucho poder acercarse a un negocio en su idioma nativo, muchos establecimientos y empresas de restauración están traduciendo sus sitios web. También es el caso de blogueros o youtubers de recetas que desean proyectar sus contenidos al resto del mundo.
Los retos de la traducción en el entrono gastronómico
Hay dos aspectos fundamentales que complican este tipo de traducción: por un lado, tenemos las diferencias culturales entre países ―ya hemos mencionado que la comida y la bebida son elementos con un fuerte carácter cultural―; por otro lado, nos encontramos con la alta especialización de la terminología culinaria.
Para poder abordar la cuestión de las diferencias culturales, veremos que a menudo es necesario elaborar descripciones en lugar de traducciones literales. Hay platos que no tienen equivalente en otros idiomas, así que los traductores especializados tendrán que ser capaces de explicar bien la preparación, la presentación y los ingredientes de una receta.
En cuanto a la terminología, es importante disponer de glosarios especializados y adaptados al país de destino, puesto que incluso entre países hispanohablantes hay enormes diferencias terminológicas, a veces, para referirnos a los mismos productos ―pensemos, por ejemplo, en las fresas españolas, tan «parecidas» a las frutillas argentinas que son… ¡exactamente lo mismo!―.
Ya habrás podido adivinar que, al tratarse de un tipo de traducción especializada, la traducción gastronómica requiere traductores expertos ―jamás de los jamases una traducción automática o un primo que haya estado de Erasmus en Reino Unido―. Una empresa de traducción profesional sabrá ofrecerte un servicio experto y adaptado a los requerimientos de este tipo de traducción.