La traducción de patentes es una de las más desconocidas ―a muchas personas les suena un poco a… chino, ¡pero nosotros podemos traducírtelo al castellano!―, aunque también es uno de los servicios más demandados en los últimos años por el constante crecimiento de solicitudes para registrar inventos.
¿Sabes quién inventó la bombilla? Seguro que se te ha venido a la mente Thomas Alva Edison. ¿Y el teléfono? Alexander Graham Bell. ¡Qué fácil! Pues lamentamos decirte que estas respuestas son incorrectas. Ni Edison fue el inventor que iluminó nuestras vidas ni Bell fue quien inventó el aparato que revolucionó nuestras comunicaciones. Sin embargo, fueron ellos quienes registraron la patente.
Por eso, si quieres evitar que te ocurra lo mismo y acabar convirtiéndote en una curiosidad de la Historia, lo mejor es proteger tu invento en todos los países donde vayas a comercializarlo. Y, para eso, la traducción puede ser una aliada fundamental.
Un campo en expansión
El número de patentes está en constante crecimiento. Sin ir más lejos, en el año 2021 se batió un nuevo récord de solicitudes europeas de origen español, según los datos de 2021 que recoge la Oficina Europea de Patentes (OEP). Entre los sectores más pujantes están la salud y el medioambiente.
Solo el año pasado, se presentaron un total de 188 600 solicitudes, o sea, un 4,5 % más respecto al año anterior. España ocupa actualmente el puesto número diecisiete del ranking, con 1954 solicitudes de patente europea de empresas e inventores de origen español presentadas en 2021.
Todas estas solicitudes, sin una traducción a los idiomas de los países en los que se pretende comerciar, valen más bien poco en términos económicos.
¿Qué es una patente?
Empecemos por el principio, pues lo primero que necesitamos saber es, precisamente, la definición de patente.
Se trata de un título de propiedad industrial que dota a su titular de un derecho exclusivo de explotación durante un periodo de tiempo determinado y que prohíbe a cualquier otra parte ―ya sea particular o empresa― explotar la invención patentada. En otras palabras: es la manera de garantizar la propiedad de una idea, tecnología o producto.
Una solicitud de patente consta de diferentes documentos que deben cumplir unos estrictos requisitos formales. En la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) son necesarios los siguientes:
- Un cuestionario.
- Una declaración de invención laboral por cada inventor.
- El documento de patente que debe contener:
- Una instancia.
- Un resumen de la invención (máx. 150 palabras incluyendo un título descriptivo).
- Una descripción de la invención que debe incluir el título, el sector técnico, un apartado sobre el estado de la técnica y la descripción detallada de la invención, una descripción de los dibujos, una exposición del modo de realización de la invención y una descripción de su aplicación industrial.
- Una o varias reivindicaciones.
- Dibujos o planos ilustrativos (opcional).
Un detalle que debe tenerse en cuenta es que las patentes únicamente son válidas dentro del territorio donde se realiza su solicitud. Para que sea válida en otro país, habrá que realizar una solicitud ante el organismo encargado de la gestión de la propiedad intelectual en el país de destino ―nacionales― o ante la OEP ―europeas―.
Para la última es necesaria ―sí, lo has adivinado― la traducción.
¿Cuándo traducir las patentes?
Una traducción de patentes de calidad es imprescindible a la hora de realizar una solicitud de registro en un país extranjero en el que se hable otro idioma distinto del castellano. Asimismo, también será necesario traducir la documentación en caso de que deba enviarse a un socio comercial o a un inversor no hispanohablante.
Según el proceso de registro que decidas seguir ―te contamos las diferentes opciones que existen en el siguiente apartado―, los requisitos de traducción pueden variar. En el caso de las patentes europeas, pueden presentarse en español ante la OEPM, pero la solicitud deberá ser traducida a uno de los idiomas oficiales antes de dos meses.
Ten en cuenta que no cualquier traductor puede encargarse de este tipo de traducciones. Siempre debe ser un profesional especializado con titulación en la materia del invento, normalmente de carácter técnica o científica, así como en los sistemas jurídicos tanto de España como de otros territorios.
Se trata de documentos que requieren una alta precisión técnica y lingüística y sin experiencia en esta área se pueden incurrir en errores que pueden conllevar incluso a la invalidación de la patente. Es esencial que la terminología sea uniforme durante toda la traducción y que se conozca de primera mano el vocabulario propio de este campo. Por ejemplo, alguien sin experiencia podría traducir palabras tan importantes como claims como «reclamaciones» y no como «reivindicaciones».
Por si fuera poco, en el caso de validaciones de patentes europeas en la OEPM existe toda una serie de requisitos formales que deben cumplir estas traducciones en cuanto a su formato, márgenes, tipo de letra, numeración, estructura de los documentos, etc.
Además, a los servicios prestados tanto por un traductor como por las empresas de traducción de patentes se les presupone la total confidencialidad de los documentos.
Proceso de registro de patentes internacionales
Como te comentábamos anteriormente, hay tres vías distintas para su registro: el nacional, el europeo y el internacional. Vamos a centrarlos especialmente en estas últimas, más susceptibles de requerir un servicio de traducción.
La patente europea se creó en el año 1973 y concede los mismos derechos que la nacional, pero en tantos países como el solicitante desee. Se tramita mediante solicitud única en la OEP y ofrece protección en hasta 38 estados miembros que deben refrendar individualmente la solicitud. Con el fin de simplificar este procedimiento, se está tramitando un tratado para establecer un Tribunal Unificado de Patentes europeo, cuyas concesiones de patente tendrán directamente ámbito europeo.
El funcionamiento de la patente europea se explica en el Libro verde sobre la Patente comunitaria y el sistema de patentes en Europa. Las solicitudes pueden presentarse en cualquier idioma, no obstante, como ya te adelantábamos, habrá que aportar una traducción a uno de los idiomas oficiales de la OEP (inglés, francés o alemán) en un plazo de dos meses. De no aportar la traducción, se le puede conceder al solicitante un plazo extraordinario de dos meses más. Si finalmente no la presenta, la solicitud se retira.
Además, también existe otra vía para proteger tu invención a nivel internacional. Se trata del PCT, un procedimiento de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) que permite solicitar mediante una única solicitud la protección en un gran número de países de forma simultánea (156 de los 197 países reconocidos por la ONU en 2022). Es decir, una única solicitud tiene los mismos efectos que si la solicitud se hubiera presentado en cada uno de los países, con las ventajas que esto supone.
El PCT consta de dos fases: la fase internacional que incluye los procesos de solicitud, búsqueda, publicación y examen preliminar; así como la fase nacional, en la que se tramita el registro en los países deseados. La ventaja es que, mediante este procedimiento, la patente se considera solicitada en todos los países del PCT y se dispone de un plazo de hasta 30 meses para estudiar la viabilidad comercial de la patente en los distintos mercados antes de entrar en la fase nacional.
De hecho, este procedimiento es uno de los más demandados actualmente y, en el caso de España, no deja de crecer el número de solicitudes a través del PCT.
Evolución del n.º de solicitudes de origen español a través del PCT desde el 2000 hasta el 2020 según las estadísticas ofrecidas por la OEPM
Una solicitud de patente internacional a través del PCT se presentará, salvo en casos especiales, en la oficina receptora del país donde resida el solicitante o se haya desarrollado la patente, en el caso de España, sería la OEPM. Se presentará en un solo idioma (en caso de que la oficina receptora sea España, en castellano; no obstante, para la fase nacional en los diferentes países se requerirá una traducción a los diferentes idiomas oficiales).
Los retos de traducción de las patentes
Una agencia de traducción de patentes requiere un alto nivel de especialización en cuanto a vocabulario, sintaxis y puntuación de los textos. Además de eso ―que es común a casi todos los tipos de traducción―, el profesional no es un mero traductor de inventos, sino que se enfrenta a una serie de retos propios:
- El traductor debe estar familiarizado con el marco jurídico, con las leyes de propiedad intelectual y con los principios científicos y técnicos del invento y del país receptor.
- Existe una terminología, una nomenclatura y unas siglas específicas de patentes que hay que conocer y respetar.
- Las traducciones no deben dejar espacio en ningún caso a la ambigüedad y deben ser tan claras como sea posible.
- Cualquier pequeño error puede poner en riesgo la solicitud. Todos sabemos que errar es humano y que incluso el mejor traductor puede tener un desliz. Una traducción defectuosa y con errores puede desvirtuar el contenido propio de la solicitud de patente. Por eso, es muy importante que la traducción pase por una fase de revisión a manos de un segundo profesional.
Desde Intertext, te recomendamos encargar las traducciones siempre a traductores expertos y profesionales, como con los que contamos en nuestra agencia. No dudes en consultarnos por nuestros servicios de calidad.
¡Mucha suerte con tu solicitud!