Índice
¿En qué consiste la gestión terminológica corporativa?
¿Qué ventajas ofrece la gestión de la terminología?
Errores frecuentes en la gestión de terminología corporativa
Referencias
Podemos decir que la terminología ―en el contexto de la traducción― es una especie de diccionario o glosario de palabras, términos y frases que emplea una empresa, un sector o un ámbito de estudio determinado. De este modo, el uso de un corpus terminológico específico forma parte de la identidad corporativa de una compañía. Resulta especialmente importante cuando se trata de empresas que operan a nivel internacional, que cuentan con varios departamentos o en las que trabajan personas de diversos países. La gestión de una terminología propia es clave para mantener la cohesión de todos los contenidos corporativos y tener una imagen lingüística corporativa sólida. Hace que los usuarios puedan usar los productos con más fluidez, facilita la traducción urgente de contenidos y favorece la adaptación al mercado global.
En la época en que nos ha tocado vivir, tan dominada por la globalización y por la cada vez más rápida creación y difusión de contenidos en línea, una empresa que emplee una terminología única ―términos técnicos, nombres de sus productos, marcas comerciales― tendrá las cosas notablemente más fáciles a la hora de entablar comunicaciones con clientes y potenciales clientes de todo el mundo. Como dato curioso a la par que alarmante, se estima que alrededor de un 85 % de los trabajadores usan con frecuencia términos distintos a los que emplean sus compañeros de otros departamentos de la empresa para aludir a un mismo concepto. Las agencias de traducción pueden ayudarnos de forma profesional ―no por nada son especialistas en esta cuestión― a gestionar la terminología de nuestra empresa.
¿En qué consiste la gestión terminológica corporativa?
La gestión de la terminología de empresa es un proceso que consiste en crear y estandarizar un corpus de palabras, términos y frases que se emplean en documentos y productos de una compañía mediante la recopilación sistemática de estos. En el ámbito profesional, esta tarea consiste en regular el uso de ciertos términos: unos pasan a ser de uso obligatorio y otros de uso prohibido ―bien porque no cumplen con las normas que marca el libro de estilo de la compañía o bien porque los emplea la competencia―. Las compañías crean terminología constantemente; la cuestión es si esta se trata de un modo estandarizado o no. Hasta ahora, la terminología se ha visto por parte de las empresas como algo accesorio y caro, y la decisión de crearla suele posponerse hasta ver la necesidad real de disponer de ella. Generalmente, esto suele ocurrir cuando ya es demasiado tarde, cuando hay una infinidad de contenidos creados con terminología inconsistente que de repente necesita traducirse a varios idiomas. A continuación veremos por qué esto es un error.
¿Qué ventajas ofrece la gestión de la terminología?
- Ahorro
Una buena gestión de la terminología nos ahorra dinero, tiempo y esfuerzo. Imagínate una empresa que fabrica ordenadores, ¿qué pasaría si utilizara indistintamente las palabras PC y ordenador, o pendrive, lápiz de memoria, lápiz USB, stick de memoria, etcétera? Los costes que fijan las agencias de traducción se dispararían, ya que los valores de repetitividad de las bases de datos de traducción utilizadas en procesos de traducción profesional se reducirían drásticamente. Pagarías, en lugar de la traducción de un término, la de tres o más, multiplicados por los idiomas a los que necesitaras traducir tu documentación. Y ello solo a nivel de términos. Lo mismo ocurre con las frases o unidades de traducción. Suena muy técnico, pero es una realidad: el uso coherente de terminología ayuda a reducir considerablemente los costes de traducción gracias al reaprovechamiento óptimo de textos previamente traducidos.
El ahorro no termina aquí: la terminología controlada también reduce las incidencias posventa provocadas por una incoherente nomenclatura de funciones, botones, piezas, componentes, etcétera, en software, manuales, catálogos y listas de despiece.
Por último, debemos mencionar que estamos cada vez más cerca de la era de la traducción automática basada en inteligencia artificial y pos editada humanamente. Podremos personalizar los motores de traducción automática con terminología corporativa, si la tenemos y si llevamos tiempo aplicándola en nuestros textos. Será otro paso de gigante en el ahorro de costes de traducción y la rapidez con la que podremos disponer de los contenidos traducidos.
- Mayor competitividad
Contar con una terminología corporativa representa una ventaja estratégica en mercados globalizados y multilingües, así como en aquellos mercados en los que es necesario el cumplimiento de normativas. Una gestión terminológica estandarizada mejora también la experiencia de los clientes o usuarios, que no se sentirán desconcertados al encontrarse con varias palabras o términos distintos para referirse a un mismo concepto ―por ejemplo, en nuestro sitio web y en un manual de instrucciones del producto―.
- Mejora el rendimiento en la empresa
Los mensajes dentro de la organización, así como los dirigidos a clientes, serán notablemente más claros y coherentes. También mejorará la comprensión de la documentación y de los materiales corporativos, lo que se traduce en menos tiempo destinado a explicaciones innecesarias.
Hoy en día las empresas de traducción cuentan con la infraestructura y las herramientas de software necesarias e idóneas para gestionar corpus de todo tipo de negocios y ámbitos, y así preservar una terminología uniforme que permite aumentar la calidad y la competencia, al mismo tiempo que se ahorran costes de dinero y tiempo.
Errores frecuentes en la gestión terminológica corporativa
Las empresas cometen tres errores fundamentales en relación con la terminología y su traducción:
- El primero de ellos se debe al desconocimiento: a menudo los empleados, e incluso los gerentes de las empresas, no son conscientes de la importancia de gestionar la terminología y su traducción de forma adecuada y profesional. Es muy frecuente la creencia errónea de que «son solo palabras».
- Otro error se debe a la reticencia: las cuestiones lingüísticas a menudo se contemplan como una mera molestia que ocasiona gastos adicionales y malentendidos. Es muy común que las personas encargadas de la toma de decisiones tengan miedo y no se vean capaces de asumir unas políticas lingüísticas mínimamente novedosas.
- Y el tercer error se debe a la subestimación: cuando se mezclan el desconocimiento y la reticencia, es fácil caer en la subestimación. Es habitual que los responsables tiendan a subestimar la importancia de gestionar la terminología y su traducción de forma profesional y de emplear para ello herramientas acordes con los tiempos que corren.
Para evitar estos problemas y gestionar la terminología de forma eficiente es fundamental que tanto los empleados como los gerentes de una compañía sean conscientes de la importancia de la cuestión: abordar el problema a tiempo nos puede evitar unos cuantos quebraderos de cabeza ―dado que la terminología se va a ir creando lo queramos o no, no hay por qué esperar a que esta haya crecido hasta el punto de que controlarla sea mucho más complicado―. En un ámbito más práctico, los pasos que debe seguir una compañía para gestionar su terminología de forma eficiente son los siguientes:
- Evaluación del estado actual de la gestión terminológica de la empresa.
- Acuerdo y formulación de una política de terminología en la organización.
- Diseño y ejecución de la campaña terminológica.
- Desarrollo de un proceso terminológico estandarizado para la compañía
- Uso de los recursos necesarios ―formación de los empleados y empleo de herramientas― para implantar dicho proceso terminológico.
Es habitual ―y normal― que en una empresa no haya nadie que cuente con las competencias para poder desarrollar este proceso de forma profesional; es ahí donde entran en escena las empresas de traducción. Una agencia de traducción va a disponer de traductores expertos que podrán facilitarnos traducciones especializadas y profesionales, y que serán capaces de elaborar una memoria de traducción y un corpus adaptados a las necesidades de nuestro negocio.
Referencias:
Amparo Alcina, Esperanza Valero y Elena Rambla (2009): Terminología y sociedad del conocimiento. Frankfurt: Peter Lang.
Daniela Straub y Klaus Schmitz (2010): Successful terminology management in companies: Practical tips and guidelines: Basic principles, implementation, cost-benefits analysis, system overview. Stuttgart: Gesellschaft für Technische Kommunikation.
Gabriele Sauberer (2018): Terminology with ease: A 5-step action plan for your professional terminology management. TermNet.