A la hora de buscar al traductor ideal para nuestro proyecto, la primera pregunta que surge es si sería mejor recurrir a un traductor independiente o a una empresa traductora. Para poder decidir esto, hay que conocer los factores que determinan la calidad de una traducción.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que, según la norma de calidad ISO 17100 para servicios de traducción, los textos destinados a su difusión o publicación deben ser traducidos y, posteriormente, revisados por otro profesional para alcanzar la calidad necesaria. En este sentido, un texto publicable debe entenderse siempre como trabajo en colaboración de un equipo mínimo de dos profesionales. Por lo tanto, aunque el traductor profesional proporciona la materia prima, la traducción debería contar también con un revisor y con determinados controles de calidad para poder garantizar un servicio óptimo.
Además, es importante que el traductor asignado al proyecto tenga el nivel de capacitación lingüístico necesario. Siempre debe ser nativo y tener un alto nivel de expresión y redacción en su propia lengua, algo que no viene dado simplemente por ser nativo. Debe tener experiencia en traducción para no producir textos demasiado literales, saber documentarse correctamente y estar concienciado para controlar todos los factores de calidad lingüísticos. Más allá de su capacitación lingüística, debe dominar la materia y tener la especialización necesaria para comprender el contenido que está traduciendo y reproducirlo en su idioma con el lenguaje técnico o especializado adecuado.
Por otro lado, es necesario entender la diferencia entre un traductor profesional y una empresa traductora para evaluar qué opción se adecúa más a nuestras necesidades.
Ventajas de un traductor profesional:
- Trato directo con quien realizará el trabajo.
- Precio: suele tener tarifas más económicas que una empresa.
Inconvenientes de un traductor profesional:
- No siempre está localizable ni disponible, puede ponerse enfermo o cambiar de trabajo.
- El volumen de trabajo que puede absorber es limitado.
- El número de idiomas que traduce es limitado (suele traducir desde uno a tres idiomas, pero únicamente a su lengua materna)
- El número de sus áreas de especialización es limitado.
¿Cuándo recurrir a un traductor profesional?
- Si lo que desea es crear un equipo/departamento de traducción propio y su empresa desea asumir de forma interna la gestión de sus necesidades de traducción.
- Si tiene medios para evaluar su calidad y seleccionarlo correctamente.
- Si tiene una necesidad puntual o esporádica, a un solo idioma y tiene a alguien que pueda evaluar la calidad.
Ventajas de una empresa traductora:
- Tiene un horario de atención regular y amplio.
- Trabaja con un gran número de traductores seleccionados y puede absorber grandes volúmenes.
- Ofrece recursos en un gran número de idiomas y áreas de especialización.
- Tiene gestores de proyectos que gestionan todas las necesidades de traducción de un cliente, organizan los pedidos, gestionan las bases de datos (memorias), la terminología, contactan con los traductores etc.
- Controla la calidad.
- Ofrece servicios adicionales como maquetación, subtitulación, doblaje y servicios de ingeniería de localización de software y web.
Inconvenientes de una empresa traductora:
- No suele tratar directamente con los traductores, sino con el gestor de proyectos.
- Los precios son más altos que los de un traductor.
- Cuanto más grande sea la empresa, más impersonal puede resultar el trato.
¿Cuándo recurrir a una empresa traductora?
- Si tiene necesidades de traducción continuadas de toda su documentación corporativa.
- Si no tiene medios para evaluar la calidad de los servicios de traducción recibidos ni para seleccionar sus propios traductores
- Si, por saturación interna, no puede asumir la gestión de las traducciones.
- Si su documentación corporativa es multilingüe por dirigirse a diversos mercados internacionales.
- Si necesita una gestión profesional y desea externalizarla en una empresa especializada.
- Si necesita garantizar la calidad lingüística como valor estratégico de imagen corporativa.
- Si necesita tiempos de respuesta ágiles y gran disponibilidad.
- Si necesita servicios adicionales o sus proyectos tienen dificultades tecnológicas añadida.
Posiblemente el precio sea uno de los aspectos que más preocupan al cliente. Generalmente, tanto el traductor independiente como la empresa de traducción tienen las tarifas ya establecidas, y todos ofrecen presupuestos previos al encargo de un proyecto para que el cliente pueda considerar si solicita sus servicios o no.
Sin embargo, a pesar de que el precio pueda ser algo superior contratando los servicios de una empresa de traducción, los recursos de los que dispone no sólo asegurarán una mayor calidad del producto, como ya hemos comentado anteriormente, sino que también ahorrará tiempo y trabajo al cliente, quien únicamente tendrá que preocuparse de enviar los documentos.
Si su empresa dispone de una infraestructura para poder valorar la calidad lingüística que entrega el profesional de la traducción, puede realizar su propia selección de traductores y trabajar directamente con ellos. Obtendrá la materia prima a un coste inferior, pero tendrá que soportar el coste en tiempo y dinero que supone la gestión de los proyectos, es decir, la búsqueda de traductores, la supervisión de su trabajo, la preparación de los proyectos, la evaluación de la calidad, gestión terminológica etc. El cliente, por lo tanto, es quien debe decidir en última instancia qué características se adaptan más a sus necesidades.
El valor añadido de una empresa traductora es que gestiona el proceso de elaboración hasta el texto final. La experiencia, su infraestructura, recursos y su trabajo de gestión del proyecto la pueden convertir en la mejor opción para su empresa. Aun así, también hay que tener en cuenta que cualquier empresa de traducción se nutre de los conocimientos de sus traductores, y que el buen trabajo de éstos es imprescindible para un resultado excelente. Además, debe hacerse patente, tal y como se ha ido explicando a lo largo del artículo, que los traductores profesionales y las empresas no suelen considerarse competencia, puesto que cumplen dos funciones fundamentalmente diferentes.