Muchas son las empresas que, hoy en día, deciden internacionalizar su negocio más allá de las fronteras nacionales gracias a las posibilidades de la red. No obstante, la mayoría de ellas erran en un hecho tan básico y elemental como es la interacción con el usuario en su propio idioma.
Algunos pueden llegar a creer que con traducir el contenido de su compañía al inglés ya es suficiente para ponerse a vender en los mercados europeos e internacionales. Si bien es cierto que más de un 50% de los internautas europeos navegan por páginas web con contenido en inglés, el 75% de los usuarios no toman decisiones importantes a la hora de comprar si el producto o servicio no tiene una descripción en su propio idioma, según Common Sense Advisory.
Y es que la traducción de páginas web, por ejemplo, es uno de los deberes pendientes de muchas tiendas online y negocios que ambicionan internacionalizarse. Véase como grandes compañías como Microsoft han creado una marca multilingüe traduciendo y creando contenido en más de 100 idiomas extranjeros, y así han conseguido multiplicar exponencialmente sus ingresos.
Cabe destacar que muchos usuarios solamente navegan por páginas que se encuentran en su propio idioma, así que si tienes una página web en uno o dos idiomas habrá muchos clientes potenciales que ni siquiera sabrán de la existencia de tu marca y, por ende, muy probablemente no acaben comprando tus productos y/o servicios. Porque una cosa es conseguir que alguien te lea, pero otra mucho más difícil es conseguir que te compre. Para eso último ayuda mucho que el vendedor hable tu idioma.